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Habitantes en mi mundo:)

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viernes, 21 de octubre de 2011

Dolor. Rabia. Dolor. Rabia. Dolor. Eso, es lo único que sientes, nada más. Al oír esa frase, esa simple palabra, te rompes, y te caes, lloras, mucho.. Esa noche, no duermes, tiemblas, gritas, y lloras, sobre todo, lloras. Al día siguiente, la rabia, tiras cosas, rompes otras, gritas otra vez, mucho, y así, todo lo que ves, oyes o sientes, te parece mal. Por la noche, te relajas, estás cansada, duermes. Cuando te despiertas, dolor, otra vez, mucho, más que antes.. Y lloras, te sientas, no te mueves, no levantas la cabeza, te hablan, no contestas, ni siquiera los escuchas, intentas cojer algo, las manos te tiemblan tanto que se te cae, te tranquilizas, poco a poco, lo consigues, y entonces, así, de golpe, llega la rabia, otra vez, en apenas un segundo, tu manera de ver las cosas da un giro de 160º y ya no sientes lástima, ni pena, no te arrepientes de lo que hiciste, total, para qué ? Tú no eres la hija de puta. Y así, de repente, le odias, si, le odias, una palabra que nunca creiste que usarías para hablar de él, pero es cierta, no lo puedes evitar, tampoco quieres hacerlo. Le insultas, le maldices, le dices cosas que jamás le dirías si pensaras con claridad, pero no piensas, claro que no, estás demasiado enfadada, la rabia te corroe y la única manera de desahogarte es esa, hacerle daño, mucho, demasiado, tanto como el que él te hizo a ti. Lo intentas, se lo haces, o al menos, eso crees tú... Y así, vuelves a estar como al principio, vuelves a dar un giro de 160º y empiezas a pensar... Lo escuchas, no llora, no, a pesar de todo lo que le estás diciendo, confiesa, si, y a ti te tiembla el labio, quieres llorar, pero no, nunca, jamás, no dejarás que te escuche llorar, no otra vez. Y sientes que te rompes, de nuevo, y te sorprendes de que te pueda hacer más daño del que ya te había hecho. Y cuelgas, no quieres escucharle, no soportas que te hable tranquilo, sin llorar, sin que ni siquiera le tiemble la voz, sin notar ni una pizca de dolor en ella...
Esa noche, de nuevo, no duermes, no puedes, no eres capaz, y lo único en lo que piensas es en que nunca te quiso, no, nunca, no, tampoco te quiere ahora, y no, nunca te querrá, jamás. Y entonces, ahí, abres los ojos, y te das cuenta de que con él, lo único que hiciste fue caerte una y otra y otra vez... Que los buenos momentos no compensan a los malos y que las palabras, como bien dicen, se las lleva el viento, que las mentiras, son lo que más pesa, y las lágrimas, algo que no deberías haber desperdiciado de esa manera... Y ahí, justo en ese momento, ya no sientes ni dolor, ni rabia, ya no sientes nada, ni siquiera indiferencia. No se merece ni eso de ti. Y lo único que sabes con certeza, esque él, su vida, y lo que haga con ella, te da absoluta y completamente igual.

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