Puedes sentirte solo y estar entre un millón de personas, puedes gritar y que nadie te oiga, o preguntar y que nadie te conteste, puedes querer y no poder, luchar y no conseguir, pelear y no ganar, dar y no recibir...
Pero ¿sabes qué? Habrá momentos en los que verdaderamente estés solo y te sientas rodeado de miles de personas que te quieren. Sin decir nada, siempre habrá alguien que sabe que las cosas no van bien. Sin preguntar, te dirán lo que necesites oir; conseguirás cosas sin luchar, sobre todo aquellas que no quieras, pero ganarás batallas sin dejarte la piel en el camino. Y después de todo eso, alguien te enseñará que el único truco es sonreír y seguir adelante pase lo que pase. Hay que luchar. Sí, luchar como un guerrero.
Un guerrero es alguien que lucha, acompañado o solo, alguien que sigue adelante aunque los demás le hagan caer, alguien que no se rinde pese a burlas o a insultos, alguien que se quiere a sí mismo como es, y que es guiado por un afán de superación, alguien que siempre gana la guerra aunque pierda mil batallas, porque jamás se rendirá. Un guerrero es un héroe, que no necesita de la aceptación de los demás para sentirse bien, solo necesita ser él mismo; ante todo, levantarse cada vez que caiga, y encontrar la fuerza siempre para seguir adelante... Todos hemos sido alguna vez un guerrero, porque todos somos capaces de hacer cualquier cosa por lo que más queremos. No cuenta la valentía, ni la fuerza, ni siquiera la estrategia o la agilidad, lo que cuenta es el amor a algo o a alguien, sueños o personas; eso y sólo eso es lo que nos hace ser guerreros y encontrar el valor, incluso siendo la persona más cobarde del mundo.
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