Ella es la que odia que le digan que es especial;

De ella dicen que lee por supervivencia y que toma demasiado café. Que no sale de casa sin su iPod, que siempre leva el volumen excesivamente alto y que se exige demasiado, pero sólo porque sabe que lo puede conseguir. Dicen que dibuja corazones en las esquinas de las hojas, y a veces también en el centro. Me han contado que lo suyo son las letras, pero yo se que a ella le gustan los idiomas. Que mira la luna cada noche, y piensa que todas las personas que ama viven bajo esa misma luna. Que se lleva mejor con los hombres que con las mujeres. De ella dicen también cosas malas, no os penséis. Lo peor es que todas son verdad. Un día me contó un sueño. Me dijo que recorrería el mundo de mi mano. O sola, si hacía falta. Y una vez que empezó ya no supo parar. Llegué a conocer aquellos sueños mejor que su almohada. Soñaba cosas que asustan, pero también soñaba con post-it transparentes. Soñaba con encontrar a alguien que la quisiera sin considerarla perfecta. Ella es una chica como otra cualquiera. Sonríe veintitrés horas al día y la otra se la pasa llorando. Salta baila y canta cuando no sabe que hacer. Cuando está contenta el mundo no se entera. Se esconde mejor que nadie, pero para ciertas personas, es de cristal. Hay gente que cree que sería capaz de matarse, pero ella sabe que no sería justo. Aunque eso de que es un poco depresiva no lo negó nunca. Ríe sin motivo y de una manera incontrolable. Cuando comienza a beber dicen que no sabe parar, y ella lo confirma. Es insegura, extremista, alegre y una caja de sorpresas. Algo excentrica, quizás. Le gusta el mar casi tanto como Rusia. Ella puede ser muchas cosas, pero jamás dejaría un error sin reconocer, o algo sin probar.